lunes, 12 de octubre de 2015

Reseña analítica de Fugas de Daniel Calmels

Reseña analítica de Fugas, realizada para la revista Entrelíneas por José Ángel Rodríguez Ribas, procedente de Sevilla, España. Médico, psicomotricista (EMEIP, Barcelona), psicoanalista (ELP/AMP), doctor en Psiquiatría (USE). Formador en la práctica psicomotriz (ASEFOP, Bruselas). Autor de La práctica psicomotriz en el tratamiento psíquico, Barcelona, Ed.  Octaedro, 2013.
Uno de los colegas que participa activamente en la tarea de pensar la psicomotricidad.


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       Reseña de libros
Fugas. El fin del cuerpo en los comienzos del milenio.
Daniel Calmels. Ed. Biblos.  BBAA. 2013.
Es un placer releer este texto para saborearlo detenidamente. Pues multitud de detalles y sorpresas aguardan por los recovecos y esquemas de su escritura, en lo mostrado y velado, como pretendía ese psicomotricista de la letra que era R. Barthes. Autor prolífico y generoso, enseñante, escritor, ensayista, poeta, pero ante todo psicomotricista, considero que en esta obra D. Calmels ha logrado sintetizar, de manera sencilla, amena y ordenada pero no por ello menos profunda, el compendio de las varias ideas-fuerza que atraviesan los pliegues de su ya extensa obra. La tesis, al modo apofántico, que, creo, pretende desplegar en este último ensayo rezaría tal que así: el cuerpo actual, y el del futuro, ya no es como el de antaño…Por ello, de entrada, podríamos situarlo dentro de la ya vasta tradición de la lógica de los Finales que encontramos en Hegel y que alcanza su máxima expresión en Heidegger y sus epígonos postmodernos. Con una diferencia nada pueril; este final no es el del acabamiento consumado (de los cuerpos), o no lo es, al menos, sin sus puntos de Fuga posibles.
Así, nuestro autor propone discernir y discurrir el ámbito de una suerte de semiología antropológica del cuerpo escudriñándolo hasta donde llegan sus alcances, sus efectos, sus acepciones, sus etimologías incluso, para verificar que es lo que se mantiene, que se repite y que es lo nuevo en la corporización “humana”, pues no hay otra. Y cual fino entomólogo y cartógrafo de la realidad cotidiana, en su cualidad “global” (como la propia psicomotricidad, es decir inter-accionada, en lo que ella tiene de posible, imposible, contingente y paradojal), rescata aquello que de tan obvio se nos escapa a la vista para ir entretejiendo de manera deconstructiva, las diversas metáforas que afectan e inscriben al  cuerpo en su inserción mundana.
Curioso infatigable, captador del “divino detalle”, lector empedernido, culto renacentista, acude a las más diversas fuentes: desde la mecánica, la arquitectónica, la botánica, la publicidad, la lingüística, la medicina, el desarrollo evolutivo-motor, educativo, civilizador al fin, incluso al psicoanálisis,y a una gran diversidad de autores -desde Serres, Virilio y su apreciado G. Bachelard, o mis admirados M. Blanchot y J. Derrida, hasta Vigotsky, D. Winnicott o D. Stern- para tomar acta delos diversos malestares que aquejan a los cuerpos contemporáneos (guiño al paseante observador, de W. Benjamín), es decir, aquello ante lo que los psicomotricistas son permanentemente convocados. Y es que por mor del discurso BioTecnoTeoCapitalista (rápido, intenso, eficiente y sin problemas. R. Ribas, 2004) y su lógica ilimitada y totalizante, la producción de corporeidades queda muy en entredicho  al menos, en la forma tal y como la hemos conocido; pues la caída de los ideales, de los mitos constituyentes, la ausencia del corte,la quietud o ensoñación,  la satisfacción voraz del goce pulsional etc. transforman sus usos y actos creativos de manera tal que de continuo puede constatarse el dilema que a mayor evaluación, fortalecimiento, incluso programación, mayor fragilidad y precariedad psicosomáticas. Minucioso lexicalmente, por su texto desfilan verdaderas perlas que ponen en evidencia su declaración de intenciones: la diferencia entre eficiencia y eficacia, la maquinización de los cuerpos (“una máquina no puede generar actos ni acontecimientos”, “en la pantalla es el otro que juega por mi”), la reinvención de la espalda, la temporalidad postmoderna (“producciones de temporalidad: la contemplación, los rituales, el juego compartido…”), la evolución de la alimentación etc.
De ahí que si una idea ilumina transversalmente a este texto,consiste en el valor del juego corporal -que no es el deportivo, el educativo, ni el recreativo, ni el digital o el de las pantallas- como hacedor constituyente de sujetos de pleno derecho, emancipados a las alienaciones del mercado y responsables de hacer acto de sus deseos, es decir, de su destino. Todo un programa entonces, que pretende incluso trascender lo singular de la carne para apuntar al Otro de lo social, a una alteridad que no sea sin sus cuerpos.

Concluyamos con algunas palabras del autor, dedicadas especialmente para esta revista y que agradecemos muy encarecidamente:
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Estoy pensando un poco la idea de que en algunos casos “la pantalla es el hogar”, aludiendo a un reemplazo del fuego originario, hogar de leños prendidos que daba luz y calor, aunque en este caso con notables diferencias (recuerdo la lectura de Psicoanálisis del fuego de G. Bachelard) El otro día, en el pelotero de un restaurant,  vi a un niño frente a una pantalla  (apoyada sobre sus muslos). Tenía la cara iluminada por la luz que se desprendía de su tablet, pero no había brillo en sus ojos, ni pliegues expresivos en su cara, o sea me encontré con un rostro disipado, con una gran atención y fijación ocular sobre la pantalla, en un espacio de juego, rodeado de otros niños y juguetes.
Pensé que por suerte hemos elegido una profesión que le retribuye al niño el espacio de juego corporal, perdido bajo los velos imnóticos de la conjunción de brillo y movimiento que la pantalla le ofrece, brillo y movimiento en continuidad. Tres condiciones que conforman un poderoso atractivo.
En estas temáticas que comprometen la infancia creo que el psicomotricista tiene que tener voz y palabra, es su compromiso más allá de las paredes de la sala. No sea cosa que su tarea restituyente, en la soledad, sea solo una compensación de la falta que el sistema produce.
Mi abrazo y reconocimiento. Daniel Calmels. Julio 2015.

¿Naturalismo nostálgico?, ¿advertencia subversiva?, ¿otra lógica a descifrar para los cuerpos de este milenio?; o  mejor aún:¿una Poética Somática para la libertad y dignidad de los cuerpos-hablantes? Al lector dejo estas consideraciones de un texto francamente recomendable a cualquier curioso y practicante que se precie, a la hora de elaborar las suyas propias: que de eso se trata.
José Angel Rodríguez Ribas.
Sevilla. Julio 2015.